jueves, 23 de junio de 2011

Young British Artist

Quién me siga en twitter habrá podido observar que durante todo el día de hoy he hecho una recopilación de mis obras favoritas escogidas entre los artistas del grupo YBA's. Los descubrí hace unos años, pero debido a mi desinformación al respecto (sobre arte contemporáneo en concreto, pero también sobre el arte en general) tampoco los supe apreciar en potencia. Hoy me reencontré con ellos por casualidad, debido a que me estoy leyendo un libro muy interesante sobre la polémica en el arte. Estuve tentada de subir una entrada sobre Christine Borland a pesar de que sus obras no siguen el patrón de las que podemos encontrarnos por estos lares y, procurando aguantar la tentación, decidí echar un vistazo en las obras de sus compañeros de exposición y me encontré con que definitivamente podía escribir una entrada sobre ellos sin salirme del tema principal del blog. 

Primero haremos una breve introducción. Los jóvenes artistas británicos es un grupo de artistas provenientes del Reino Unido que encontraron la fama en una serie de exposiciones de la Galería Saatchi, hace 18 años. Poco a poco se fueron haciendo un hueco en las filas de grandes autores de arte contemporáneo, en especial por la polémica que desprendían sus obras, el estudio de las deformidades humanas (tanto mentales como físicas), mostrándonos su propia realidad del mundo mediante diferentes soportes: fotografía, pintura, esculturas, cine, etc.

En mi búsqueda de una conexión entre su arte y la que aquí suelo mostrar me encontré con cuatro ejemplos claros. El primero de todos es Jenny Saville. La pintora, conocida por sus enormes representaciones pictóricas de mujeres desnudas, destaca por los colores suaves o inexistentes, la búsqueda de la curva del cuerpo femenino sin necesidad de que posean perfección alguna. 

Jenny Saville

Jenny Saville

Jenny Saville

Jenny Saville

Jenny Saville

Mi segunda referencia de los YBA's es Marc Quinn al que seguramente conozcáis por esa colección de estatuas sobre la modelo Kate Moss que al salir a la luz dieron paso al reconocimiento mundial del autor. Sus obras en su mayoría vuelven a la posición inicial, la deformidad de la carne. Es curioso observar como en el arte contemporáneo fama parece tener el mismo significado que "siquitoextremidadeslagentemeconocerá". Como anécdota destacar que la primera de las obras que os muestro destaca de entre todas las demás por ser la estatua de oro macizo más grande encontrada desde la época egipcia. 

Kate Moss. Marc Quinn 


Kate Moss. Marc Quinn 

Kate Moss. Marc Quinn 

Marc Quinn 

A continuación tenemos la fotografía de Lala Meredith Vula. Magnífica retratadora y pasajista natural de Sarajevo y trasladada a Inglaterra nos conmueve en blanco y negro con una captación perfecta de momentos de serenidad. Destacaremos su colección de "mujer y agua" entre cuyas obras encontramos las expuestas a continuación. Observad como utiliza los efectos acuáticos para na vez más mostrarnos cuerpos "defectuosos".
Lala Meredith Vula
Lala Meredith Vula

Lala Meredith Vula

Y por último tenemos a Marcus Harvey, que contrasta fuertemente con los anteriores debido a la explosión de color que podemos observar en sus obras. Lo llamativo de sus obras es que primero da una base de color totalmente abstracta y a posteriori añade el borde del dibujo para dejarnos ver la intención de la que dota a la obra.

Marcus Harvey


Marcus Harvey


Marcus Harvey

Marcus Harvey

4 comentarios:

  1. Anda, el que con toda probabilidad es mi disco favorito de mi banda favorita de rock ever (Manic Street Preachers / The Holy Bible) tiene en portada un cuadro de Jenny Saville!

    http://en.wikipedia.org/wiki/The_Holy_Bible_%28album%29

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  2. Las gordas no son arte, son aberraciones.

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  4. I. Letras que nunca leerás.

    A ti te escribo (sí, a ti), sabiendo que no leerás estas letras. A ti te escribo, maldito (sí, a ti), que ni siquiera quisiste mirarme. ¿Eres realmente consciente de aquello que provocaste? No lo creo, aunque quizá... Tampoco es que me importe, no te asustes, no voy a salir a buscarte. Me satisfaciste, pero sin colmarme. Y al acabar, al recobrarme pero sin reencontrarme (siempre me lleva bastante más de un instante) sólo pude pensar: «Maldita sea, o mejor, maldito seas, maldito farsante (tú, sí, tú)... Yo sólo había salido a comprar.»

    Hasta que me crucé contigo.

    O mejor, hasta que me encontraste.

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